El pequeño hotel en el que nos hospedábamos esta vez en Paris, estaba ubicado en la alegre y visitada calle “Rue Mouffetard”, estrecha y empedrada callecita con tiendas a cada lado de su recorrido. Para mí las mejores crepes de Paris, los panes y paninis más vistosos, tartas, chocolates, helados en forma de flor, vinos bisuterías, prendas. ¡Ah! I no nos podemos olvidar de los “pitas” de los marroquíes, todos….desembocando en la plazoleta con la fuente en el centro y cafés por las cuatro esquinas, observando a los pasantes, mimos y músicos.
Mouffetard tiene tanta vida!!!!! como muchos callejones de Paris.
Dejando el bullicio atrás, tomamos calle rumbo al sector de “Notre Dame”, como lo haciamos cada dia, y al pasar por “Saint- Etienne Du-Mont”, la iglesia cercana a nuestro hotel la encontrabamos cerrada porque caminabamos por ella muy temprano en la manana o muy tarde en la noche, ya de retirada de nuestras andanzas en Paris.
Esta vez fue diferente, era alrededor de la 1:00 de la tarde, sus puertas estaban abiertas y un bus de turistas estaba estacionado frente a ella, sin pensarlo dos veces ya estábamos adentro, observando toda la imponencia, sobriedad…. ese halo de misterio y respeto hacia los místico que guardan las Iglesias.
Ma Elena afuera de Saint-Etienne Du-Mont |
Entramos a un salón completamente vacío, antiguo…. Muy antiguo al juzgar por las descoloridas pinturas de Ángeles y figuras religiosas en las paredes y tumbado.
Alonso afuera de Saint-Etienne Du-Mont |
Nunca vi algo igual, ya no era una habitación vieja con paredes de imágenes despintadas, era una habitación llena de luz y colorido, era un ambiente de divinidad celestial, que El quiso compartir con nosotros.
Todos exclamábamos de emoción, sacamos fotos y mas turistas quisieron entrar, pero, NO…..”Cuasimodo”, al igual que nos recibió dentro de su Palacio con los brazo abiertos, cambio su rostro y nos saco casi a empujones. NO MAS! no fotos , no nada!!!!!
Camino al sector de “Notre Dame” con Alonso, no dejábamos de hablar de los sucedido y como estuvimos en el momento indicado a la hora indicada, yo le repetía, ahora si creo que cada Iglesia en Paris tiene su propio “Jorobado de Notre Dame”.
Aquellos colores tan intensos, casi de divinidad celestial reflejados por el sol atravesando los VITRALES de ese cuarto olvidado y “Cuasimodo” sonriente con sus brazos extendidos, orgulloso de sus “VITRALES”, siempre acuden a mi memoria cuando pienso en Paris……..
Maggy
Maggy