Mujeres a quienes
realmente admiro?
Madre y hermanas, mujeres que admiro y amo |
Algunas, pero no
necesito ir muy lejos o pensarlo mucho, me basta mirar a mi alrededor o
retroceder un poquito en los años y ver el rostro de aquellas mujeres reales,
que en el día a día han sido dignas de mi gran admiración, respeto y amor.
Sobre todo mi madre, un
cascabel cuando ríe, inundando nuestro hogar de amor, alegría y ese ímpetu en
sus años juveniles.
Mis hermanas, ah.. Mis
hermanas!! Lucia, aquel tipo de mujer que traza metas sin fronteras para
cumplirlas y con una constancia tan
férrea que allí esta, dando muestras de lo que es realmente el valerse y
el saber llegar donde se propone, sin angustias, sin perder la calma con
entusiasmo, confianza y buen humor.
Relajantes momentos entre hermanas |
Priscy, la bebe que se
hizo una mujer de su hogar, madre dedicada, lentamente desplegando sus alas,
ingeniosa, de esas personas que iluminan cuando entran a un sitio y
poseedora de esas mentes que captan las cosas al vuelo, constante en los
ejercicios físicos entre otras cualidades que hacen de ella una extraordinaria
mujer.
Pero hoy quiero hablar
de estas dos mujeres que formaron parte de mi vida y que ya no están con nosotros
pero nos dejaron su legado, estas mujeres son mis abuelas (mis abuelitas
paterna y materna)
De las dos tengo tantos
dulces recuerdos, amorosas, cariñosas, de gran corazón y me hacían reír y
siempre pasaba un lindo momento con ellas; ellas hablando de su juventud, de
las cosas que en esa época yo las veía como sucesos en otros mundos.
Con el tiempo es que
llegas a valorar lo que fueron estas mujeres, forjadoras de familia, de gente
de bien.
CELIA MARIA
Como la llamaba Lucio,
mi padre.
Abuelita Celia |
Conoció de amor y
pérdida, enviudó muy joven y tuvo que sacar adelante sus tres hijos, trabajando
como enfermera, inculcó a sus hijos amor a Dios, respeto hacia ellos, a la
familia.
Tuvo que como el ave
fénix que ponerse en pie después de un incendio que acabó con todo incluso con
“Minerva” una perrita muy querida por sus hijos, ella sencillamente no quiso
abandonar su hogar y se quedó allí.
Mi abuela, entregada a
los rezos, con rosario en mano y siempre con la fe de que todo va a ser mejor,
dejando los problemas en manos de Dios.
Mi abuelita Celia, fue
quien me enseño mis primeros rezos, iba a misa con ella los domingos y todavía
repito aquella oración que ella me enseño siendo una pequeña niña, la oración
del ángel de la guardia.
El closet de los
recuerdos… ese ropero mágico de donde
ella sacaba ricas golosinas, caramelos que jamás he vuelto a comer, juguetitos
que nunca más vi, todo lo que salía de ese closet era mágico y especial.
ABUELITA TORIBIA
La madre de mi mamá, una
mujer luchadora, sin miedo al trabajo, sacó
adelante sus hijos, pues también
ella enviudó joven y con 9 hijos a cuesta, y sin que ninguno haya tomado el mal
camino, hizo de todos ellos gente de bien, hombres de provecho.
Abuelita Toribia y mama |
Pero este escrito es
dedicado a las mujeres… va mi admiración para mis tías también, quienes
heredaron el entusiasmo, la perseverancia y la creatividad de mi abuela, no así
el arte de la cocina; pero si ese transmitir amor a sus hijos y el mantener la
unión en la familia
Aprendió costura,
mirando, poseedora de una mente brillante, se la ingeniaba para resolver y
aprender, no había cosa difícil para ella, recuerdo muy suya es frase como no
lo voy a poder hacer acaso no soy mujer?
Yo recuerdo que ella
desarmaba su máquina de coser para limpiarla y le engrasaba el pedal con aceite
3 en 1, (ese es otro de los olores que me hace recordarla, en su tarea de pulir
y mantener su máquina de coser) le
cambiaba la banda y siempre mantenía y cuidada su herramienta de trabajado.
Sus comidas…..con sabor
a campo y mucho amor, ese era el
ingrediente principal y siempre había un plato de comida para quien llegue a
casa, en ella la magia salía de la cocina.
Tortillas de maíz
rallado, hechas por mi abuela, las mejores…. Nunca he probado otras como esas,
es que hasta un arroz con frijolitos tenía un toque especial.
Humitas, coladitas,
dulce de remolacha, de pechiche, en fin…. Manos mágicas en el arte de la
cocina.
Un perico similar a Raulito, el de abuelita |
Cuando fue envejeciendo
le gustaba disfrutar de la compañía de un gato, que no recuerdo su nombre y un
periquito que se llamaba Raulito, y así los iba reemplazando cuando morían y
siempre tenían unos nombres con personalidad.
Su patio era un sitio de
alegría, colores y olores, le gustaba
tender unas toallas y sábanas blanquísimas, las cuales planchaba después
y todo era tan pulcro y planchadito en su casa y en ella misma.
Le gustaba sembrar
flores y siempre tenía macetas de yerbas para su uso culinario, muy
especialmente recuerdo la menta y la yerba buena de sus jardín, que inundaban
su patio de esos olores tan ricos, yerba buena recién cortada, la cual usaba
para el aguadito de pollo que le quedaba
como a nadie.
Este es un breve resumen
de dos grandes mujeres que influenciaron
directa e indirectamente en mi vida y a quienes a mas de amar admiro.
Maggy
María Elena
Tu blog me ha emocionado, hermanita. Besos
ReplyDeleteLucia