Sunday, November 15, 2015

El baúl de los periódicos



Imagen tomada del internet


Esta mañana,  vi por televisión en el programa  “Sunday Morning” que se celebraban 100 años de publicación de las tiras cómicas dominicales,  esto trajo a mi memoria “el baúl de los periódicos”

imagen tomada de google


El baúl de los periódicos era un viejo baúl de madera, de tapa curva, y varios colores, predominaba el morado y era nuestro escape por horas y horas, era un tesoro que nuestro padre había ido acumulando desde joven, con la idea de compartirlos con sus hijos, en ese baúl, el conservaba para nosotros, sus hijos el suplemento dominical de las tiras cómicas y así fue como conocimos a “Lorenzo y Pepita”- Lorenzo Parachoques, que se comía esos gigantescos emparedados y que después nosotros tratábamos de imitar,  “Benitin y Eneas”, dos personajes que siempre se veían enredados en situaciones apuradas y chistosas, el uno era alto y el otro era sumamente bajito, “el fantasma”, “Daniel el travieso”, “Tremebunda”, “El otro yo del Dr. Merengue”.

Nos hicimos asiduos seguidores del detective “Dick Tracy”, “del capitán y los Cebollitas”, de “Popeye” o sencillamente nos poníamos a leer las revistas que allí había, “Lo Mejor” (De esta revista, recuerdo que siempre traía un cuento, -me acuerdo de uno que me gustó mucho que se llamaba “Maramdembone”, era un cuento africano, después narraré lo que recuerdo de este lindo cuento-
“Selecciones”  -la primera edición,- “Temas”, en la cual leíamos sus temas muy interesantes y un personaje llamado “Amadeo Tadeo”.

También descubrimos algunas revistas “LIFE” que él tenía guardadas de hechos históricos como el asesinato del presidente Kennedy, la de la captura y muerte del Che Guevara, son las que recuerdo, por lo impresionante de las imágenes.
Era un viejo baúl de madera, donde mi padre iba coleccionando periódicos y revistas de su juventud, con la idea de compartirlos en algún momento con sus hijos. Y así lo hizo, todos los hermanos recordamos largas horas escarbado en ese baúl y sacando “joyas” para leer que nos distraían por muchas horas. Él quería que conozcamos las tiras cómicas de su época y los acontecimientos por las revistas, periódicos y libros que el guardaba para nosotros.

Era un placer tan grande para nosotros, ir a ese baúl que estaba en un altillo y pasar horas escarbando entre esos periódicos, libros y revistas impregnados con ese olor a “naftalina” que le había puesto para que no sean consumidos por la polillas, pero que inevitablemente el tiempo había impregnado de ese característico olor a libro viejo y color amarillento.

imagen tomada de google

Esas mágicas horas quedaron grabadas en nosotros, largas horas de placer, de risas infantiles de complicidad… un detalle más de amor de nuestro padre hacia nosotros, mi padre, siempre pensando en nosotros, allí quedaron grabadas calurosas tardes leyendo en un altillo y ahora yo sonrío y acaricio lindos recuerdos.

María Elena
Maggy

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