Escuchas Bariloche y te
imaginas frio, nieve y cabañas de nieve; pues no estás equivocado, Bariloche es
eso y más, es un pueblo tan acogedor que hasta el frio se siente rico.
Su nombre es San Carlos
de Bariloche, en la Provincia de Rio Negro, en la Patagonia, Argentina, en la
cordillera de los Andes
Se respira un aire tan
fresco, un ambiente de camaradería,
encuentras adorables tienditas artesanales donde te lo quieres comprar todo, el
chocolate en ramas, los panes y helados artesanales, el te de rosa mosqueta, las
mermeladas, las bufandas, gorras y guantes tejidos a mano, en fin un pueblo
primoroso, al que sales a caminar desde la mañana y regresas a tu hotel rendido
ya bien entrada la noche.
Un paraíso para los
esquiadores, donde te encuentras con gente de todas las nacionalidades
practicando este deporte aprovechado la nieve de este lado del mundo.
Y para los que no
esquiamos, igual subimos en el "huevito" a los cerros Campanario, Catedral, Otto y
otros para apreciar la vista y tomar buenas fotos. Es ese tipo de escenario
natural que te hace suspirar y sentir vivo y sentir vida.
Es tan hermoso estar allá
arriba en el cerro.
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La primera vez que vi un San Bernardo, son tan grandes y hermosos |
Nosotros quisimos
disfrutar la pampa así que decidimos tomar autobús desde Buenos Aires hasta
Bariloche. Tomamos la línea Vía Bariloche, viaje cómodo por la noche, no vi nada de
pampa, dormí todo el trayecto, Alonso me despertó en la madrugada para que vea
los gauchos a caballo pero estaba tan profunda en mi sueño que no quise abrir
mis ojos para verlos.
Esa es una de las tantas
anécdotas que nos hacen reír cuando recordamos los viajes.
Compartimos el autobús
con unos músicos que iban a tocar en un hotel en Bariloche, así que el viaje
fue ameno e intercambiando experiencias.
Nos contaron la leyenda de un Dr. brasilero que vive entre las
montañas, despues de que su familia murio en un accidente en la carretera y hay quien asegura haberlo visto (esas leyendas que todo pueblo tiene y que te dejan la duda)
Para nuestra sorpresa
unos días después, caminando por
Bariloche escuchábamos que alguien llamaba Alonso, Alonso, nosotros
sorprendidos mirábamos para todos lados, obviamente no conocíamos a nadie allí
y eran los músicos quienes estaban tan contentos como nosotros del re-encuentro.
Muy contento y a manera de todo buen argentino, se acerca y le da un beso en la
mejilla a Alonso quien desconcertado no atinaba a decir palabra yo me reía
tanto porque si sabía de esa costumbre argentina de saludarse con un beso entre
amigos y esta se ha convertido en otra anécdota que nos hace reír al recordar.
El hotel Llao Llao es tan
grande y de una belleza impresionante.
Es tan agradable en esas
tarde de frio entrar a una cafetería a calentarse y comer algo con una
agradable conversación y mirando las fotos del viaje.
Tomamos un tour que nos
llevo a Puerto Pañuelo que queda a orillas del lago Nahuel Huapi y alguien nos conto la leyenda del Nahuelito,
una criatura que vive en el lago.
Unas fotos mas
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Y es que en casi todo sitio en Bariloche se come bien! |
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Imponente vista |
Ah! me olvidaba, tambien visitamos un bosque de secollas, pero esa visita va a ser un relato aparte.
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Un inmenso secoya, el mamut de los árboles
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Maggy
María Elena