Tuesday, July 2, 2019

Las vacas relajadas

 
Este fin de semana hemos tenido una linda reunión familiar. 

Motivo: Boda de uno de los sobrinos de Alonso,  mi sobrino político. Deseamos que esta joven pareja sepa acoplarse y llevar una excelente unión de amor y respeto.

Fue un bello fin de semana, después pondré fotos de la alegría de esta reunión y de la belleza del ambiente natural.  La boda fue en una zona rural de North Carolina.


Pero este corto escrito es para relatar algo que tenía escrito hace muchos años cuando fui a visitar a mi hermana Lucia que vivía en Inglaterra en esa época y paseando por la Campiña Inglesa, yo me maravillaba de ver las vacas, en ese verdor, pastando, descansado o caminando tranquilas y felices aparentemente con tanto espacio verde  para ellas que no estaban aglomeradas una con otra.

Mi relación con las vacas es de: estos animales tan grandes con sus ojazos se las ve como bonachonas y pacíficas.

No la imagen que tenía de las vacas aquí…  hacinadas  unas con otras,  encerradas en espacios pequeños y oscuros; siendo torturadas para producción de leche y de carne.

Hace más de 30 años que yo no como carne de res, siendo jovencita decidí no comer  carnes rojas, ni sabía el concepto de “ veganismo”, pues no  era ni soy vegana.

Prefiero ver a las vacas como animales lindos y amigables, no para mí como un bistec caminante.

Pero de eso no se trata este escrito. Estoy dando y dando vueltas y no llego a grano del asunto…

Al llegar al hotel en Edén, una pequeña población en North Carolina en recepción vi esta foto que me trajo a la memoria este recuerdo:


Al regresar de mis vacaciones de Inglaterra visitando a mi hermana,  una de mis compañeras de trabajo, “Ada,  me preguntó ¿María que  fue lo que más te impresiono de tu  viaje? Yo misma me sorprendí con mi respuesta cuando le contesté “las vacas relajadas”.

Como va  a ser­?  dijo ella y yo asentí, SÍ, íbamos recorriendo la campiña inglesa en un tour camino a “Stonehenge” , se veía una inmensidad de campos amarillos, eran las florecillas de canola, de pronto vi un paisaje precioso… el día tan soleado y brillante, el cielo tan  celeste y apenas un par de nubes blanquísimas como para adornarlo, esos campos con un pasto verde, tan verde y allí estaban unas cuantas vacas, pastando en esa belleza de paisaje, se las veía recorrer libres , unas estaban solas, otras en pareja, como conversando de sus novedades, otras en un grupo más allá, pero así… bellamente esparcidas y relajadas en esa campiña.


Esa imágen me dió tanta paz y la certeza de que eran mis amigas y no un bistec ambulante y que estaban pastando felices y daban una leche cremosa y deliciosa. Leche de vacas felices.  No es  comercial de leche, pues tampoco soy consumidora de lácteos,  creo que cada uno debe saber que le va bien a su cuerpo.

Este relato es para exaltar la paz que me transmitieron esas vacas relajadas.

Fue una escena tan, pero tan linda,  que pude transmitir esa  sensación de paz a mi compañera de trabajo;  a veces cuando me  ve que estoy estresándome, que estamos tarde para el “deadline” me dice, María  acuérdate de las “vacas relajadas “ y así nos reímos y volvemos al redil.

A veces, mentalmente me escapo a la campiña inglesa, recorro aquellos campos y veo como una película de las “vacas relajadas” camino a “Stonehenge” y me devuelve esa paz… la felicidad que día a día buscamos y que es la finalidad de nuestra vida.

María Elena Orellana
Maggy