Todavía siento el sol en mi
piel…. Hemos regresado de disfrutar unos días de intenso calor en esa punta
extrema en la Florida, que se llama Key West y en cubano “Cayo Hueso”.
Había escuchado comentarios
de la gente, que era un sitio muy bonito, que eran unas islitas unidas por
puentes, la verdad siempre tuve curiosidad de ir a los “Cayos” y ahora que
disponíamos de unos días para vacaciones le dije a Alonso: vámonos para “Los
Cayos” que quiero conocer por allá.
Desde que vas llegando y
empiezas a ver los puentes te va creando una expectativa por ver más y más y
llegar al “cayo” de tu destino.
Finalmente llegamos a la
punta final, donde 90 millas más allá está Cuba, y como dicen… Cuba está más
cerca que el “Walmart” más cercano.
Calles adornadas con
hermosas casas estilo victoriano, que es de gente que vive allí o son B&B, pequeños
hoteles, es una isla totalmente turística y precios muy elevados.
Puedes recorrer la isla de
extremo a extremo caminando como entre 45 minutos a 1 hora, el movimiento se
desarrolla a lo largo de la calle “Duval” llena de hotelitos, bares,
restaurantes, cafés, galerías, tiendas de souvenirs, tiendas de lo que quieras,
batidos, agua de coco, bar de vinos, bar de ostras… lo que quieras… está allí.
Yo disfruté mucho coco….
Tomaba por lo menos dos cocos al día! Por supuesto, también está la sirenita
verde… “Starbucks” no podía faltar!
Sitios históricos que
visitar, museos, monumentos….
Uno de los sitios que yo
quería visitar, la casa de “Hemingway” y me gustó mucho recorrerla, ver sus
habitaciones, su máquina de escribir, sus libros, sus fotos. Me lo imaginaba a
él en su constante celebración de la vida, escritos, amigos, mujeres y bares. (Irónico
que se suicidó)
Mientras caminaba por su
casa, trataba de imaginar cómo sería el genio de “El viejo y el Mar” que por
primera vez escuche el relato de ese libro de boca de mi padre.
Dice el guía, que este era
el bar donde Hemingway farreaba y pasaba muchas horas “Sloppy Joe’s”
El bar tiene una pared
completa dedicada a fotos de Hemingway y otro “atractivo” de este bar que es
las damas, salían de allí sin su brassier, lo dejaban colgado de recuerdo. Además
tiene un inmenso árbol en el centro que sale por el techo.
El faro que “Pauline” la
segunda esposa de Hemingway mando a construir para que él pueda ubicar la casa
cuando regresaba del bar.
Ernest and Pauline vivieron
algunos años en Key West, hasta que él se fue de allí…. Dejando a “Pauline”
Bueno… muchas historias que
contar sobre “Key West”, lo importante es que me divertí, pase de lo lindo de
la mano de mi compañero de vida, tomé mucha agua de coco, grandes caminatas, un
paraíso… para mí un pequeño lugar que siempre recordare, lo exploré en un
tiempo preciso en mi vida que necesitaba de un cambio a mi rutina de trabajo.
No puede dejar de comentar
sobre el key lime pie, por supuesto que tenia que probarlo y no solo lo probé,
lo re-probé en todos los sitios que me llamaba la atención, todos dicen que
venden el mejor, todos son ricos unos menos dulces que otros, cada uno tiene su
toque… muy ricos.
Volveré? Quien sabe…
probablemente en algunos años, pero hay tanto sito en este mundo para explorar,
que a veces hay lugares a los que no se regresa sino después de mucho tiempo.
Pero en su momento, para mí, fue un sitio mágico. (Para mí, un sitio se
convierte en mágico cuando al cerrar mis ojos, mi mente me transporta allá y me da serenidad y paz y eso me sigue pasando con
“Key West”
Atardeceres tan bellos, con
una caída de sol, que me invitaba a estar en paz conmigo mismo y estar tan
agradecida con la vida.
Y aqui termina la carretera 1.. de aqui.. al mar! |
María Elena
Maggy
Estas son notas divertidas
de mi Aventura por “Key West”.
Bueno… necesitaba
vacacionar, relajarme… desconectarme, ordenes médicas, “tuve un sourmenage” que
me ha hecho poner todo en perspectiva y darle más tiempo a lo que realmente es
importante, la salud, el amor hacia mí misma, hacia mis seres queridos,
re-encontrarme con mi yo, con mi niña interior a quien tenía abandonada,
encontrar mi paz interior, que se manifieste en lo exterior.
Pues.. Alonso, mi eterno
novio, mi esposo, hizo todo lo posible porque fuera un divertido y relajante escape del trabajo y
stress de la vida cotidiana.
Con una amplia sonrisa, me dijo en esto llegaremos
a los “Cayos”… alquiló un convertible rojo y así fuimos disfrutando del
panorama, del viento, del sol, de la luna y las estrellas.
El agua de coco es tan rica
y saludable, aunque un poco caro… $5 cada coco! (lo pagamos porque estábamos de
vacaciones!)
Probar el famoso “key lime
pie”, fue un deleite! No me pude decidir quien vende e l mejor, hay para todo
gusto, más dulce, menos dulce, más ácido etc etc.
Al alejarnos de la parte
turística pude ver a estas dos mujeres llevando sobre sus cabezas sus compras,
me gustó ver ese dominio del balance que llevan sobre sus cabezas.
Esta imagen fue como un click
y retroceder en el tiempo, a mi infancia, cuando vivíamos en General Villamil
Playas, (Ecuador) y había un rompeolas, del que mis padres se tiraban, y nos
dejaban a mi hermana y a mí, sentaditas
allí
esperando por ellos y fue así… esas palmeras, el sol, las olas reventando
en ese trozo de cemento me llevaron a ver a mis padres jóvenes y disfrutando
del mar… fue igual, fue un dejavu… o así lo grabo mi mente infantil.
Comidas… muy rico, pescado
fresco, y la vista muy placentera, en la bahía.
Recomiendo este sitio para desayuno, quedaba
cerca de nuestro hotel.
Diversión en el mar!!! A toda
velocidad!! Casi dos horas de adrenalina pura…en jet sky por cerca de dos
horas, dándole la vuelta al “Cayo” pasando de las tranquilas aguas del “Golfo
de México” a las movidas aguas del “Atlántico”… yo agarrada con mis unas y toda
mi fuerza de mi piloto, esperando no caerme en el océano!
En una de las caminatas por
la noche vimos a este personaje en la vitrina...
Peligro, peligro, peligro
taffys, tes y recuerdos |
los troly que recorren la isla |
sin palabras!! |
la felicidad de compartir una caida de sol |
allí o son B&B, pequeños
hoteles, es una isla totalmente turística y precios
my comun verlos caminando por las calles, son un simbolo de valentia