Sunday, June 21, 2015

Día del Padre, 2015 - Mi padre



Feliz día de los padres, a todos esos excelentes padres, para quienes la prioridad es su familia y al llegar a casa cansados después de un intenso día de trabajo tienen mucho amor, tiempo y energía para entregar a sus hijos.
Feliz día de los padres y que Dios les de recompensa en la satisfacción de ver vuestro legado en sus hijos.

Un abrazo, mi hermanos, Salvador Orellana, Roque Damacela, Bob Sabo Jr., tíos, primos,  amigos y cuñados

Mi padre, en el cielo, pero hoy y siempre lo siento conmigo, pero...


Papi, cuanto te extraño!!!

Mi padre,  el mejor del mundo… nos dio amor a manos llenas, sabios consejos, nos describió el mundo, nos impulsó a expandir nuestro horizontes, nos daba ánimo y nos hacia reír en el  momento preciso, transformaba nuestra “cara de aguacero” en sonrisas. Nos hizo viajar por el mundo, visitar  grandes ciudades, pequeños pueblos, grandes catedrales e iglesias, conocer la destrucción de una guerra y también de la bondad humana, conocer de mentes brillantes usadas para el bien y para la destrucción, de las injusticias y de las decisiones Salomónicas, mi padre era una biblioteca ambulante, mi padre lo sabía todo… pero no supo enseñarnos a vivir sin él, aunque trataba de prepáranos, esa partida, es algo para lo que nunca uno está preparado.

“la vida es una cadena de hechos, que nos conduce inexorablemente a la muerte, la familia es el  eslabón que nos confiere eternidad, perpetuamos la vida” es una frase en una de las tantas carta que mi padre me escribió y que para mí son un tesoro. (No ha sido en mi caso, pues no tuve descendencia)
 
Una de las tantas cartas que conservo de mi padre

 Caminatas al aeropuerto, subir a la terraza y ver aterrizar y partir los aviones (en aquella época se permitía eso en el aeropuerto de Guayaquil) enseñarnos a andar en bicicleta, en patines, consentirnos, dándonos amor, educación, buena mesa, buen cuidado médico, trabajando muy duro para ello.

El respeto a uno mismo, el respeto a los demás, a la vida, a la libertad, el valor de la palabra, de una mirada sincera, de hablar siempre la verdad, la honestidad y llevar siempre la frente en alto.

Al amor y respeto a nuestros hermanos por ser mayores y por ser menores, la competencia limpia, la sonrisa sincera.
Apreciar la buena música y el silencio, las estrellas en una noche despejada, el mar, el trinar de las  aves.

Nos enseñó a tomarle amor a los libros, a un buen tinto recién pasado, un pan recién horneado, un rico cebiche de camarones hecho por él, un queso añejado, un delicioso sándwich con 3 langostinos a la plancha, una pierna de cordero bien horneada y siempre un postre, helados o duraznos en almíbar.

Y cuando dejamos el nido, él decía, no te pongas triste, estamos solo a una llamada de teléfono de distancia, siempre dándome ánimo y sacándome una sonrisa.

Te amo y te extraño Papi, como me gustaría que estuvieses aquí y pudieses ver a tus nietos… (mis sobrinos) que feliz que serias… tienen  tanto de ti.

María Elena
Maggy