Pues seguimos en este año, tan diferente a lo que he conocido... es un año en el que la pandemia ha azotado todo el mundo.
Es un año en que hemos tenido que permanecer en casa, en solitario, en compañía, mirar a través de los cristales de la ventana, a veces veíamos claro y otras veces el cristal muy empañado, vimos televisión, mucha televisión, vimos pantallas… muchas pantallas…de teléfono, de tablet , de tv, también nos miramos al espejo y vimos nuestros ojos, nuestra cara, pero también tuvimos espacio y tiempo para mirar lo más oscuro que habita dentro de nosotros, para asustarnos con lo que vimos, tuvimos tiempo de sentir nuestro miedo, de convivir con él, de no acallarlo, tuvimos tiempo de ver la sombra que habita en nuestro interior.
A veces salíamos, con la boca y la nariz tapadas, unos tuvieron patio, terraza, balcones, jardines, otros vivimos recluidos en un departamento pequeñito, otros la pasaron en un hospital… tuvieron su últimos días en un hospital, en solitario… otros tuvieron que quedarse fuera de casa y otros tuvieron que quedarse en casa, conociéndose con los desconocidos miembros de su familia.
Para otros, fue tiempo familiar y pasar más tiempo junto y ensayar nuevas maneras de entretenerse, ser creativos con los hobbies, con la cocina, con el horno, con los dibujos, con las manualidades, con la escritura, con pintar, con el crochet.
Hubo dos caras tan distintas de vivir el confinamiento de la pandemia, para unos fue confinamiento, para otros… liberación… se recrearon, reinventaron (como se usa ahora) y hasta crearon un huerto, se popularizaron los “huertos urbanos”; el comer de tu huerto.
También hubo un momento en el que dijimos ya basta!! Queremos nuestra vida de regreso, nuestra rutina de regreso. Otros nos alegramos de haber salido de esa rutina y cambiarla por una diferente, por trabajar desde casa.
Otros nos clavamos al sofá y a Netflix y nos vimos serie, tras serie, tras serie (back to back) para olvidarnos del mundo y sus noticias y sobretodo olvidarnos de nosotros mismos y nuestra realidad, vivir la fantasía de las series, el mundo de las películas. La la land!
Bueno... cada uno vivió la pandemia, como le tocó
vivirla. Como su mente y su cuerpo lo protegió del peligro. (Hablo en pasado porque me refiero al primer confinamiento. La pandemia sigue, estamos en la segunda ola)
Es diciembre y hemos retomado nuestras vidas, de una manera diferente, con más precaución, con temor, con desconfianza, con distanciamiento social y con distanciamiento familiar. Si nos queremos, nos alejamos, para protegernos los unos de los otros. Así dicta en “new normal” y la conciencia.
Hemos aprendido a crear una nueva tabla de valores, ahora si le damos prioridad a lo que pensábamos que siempre iba a estar allí. Hemos aprendido a re-valorar la familia, los amigos y la gente que bien nos quiere y a quien queremos.
Un pensamiento… un sentimiento
Maria Elena Orellana
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